miércoles, 17 de diciembre de 2014

El salto del pincel a la cámara

A lo largo de los años, diferentes artistas han intentado plasmar y adaptar sus obras en diferentes medios audiovisuales. Uno de los más comunes suelen ser las adaptaciones de videojuegos, libros, y lo que vamos a tratar hoy, pinturas como largometrajes.

En este caso tratamos la película Shirley: Visiones de una realidad, una película de 2013 del director Gustav Deutch quien, inspirado por las diferentes obras del artista estadounidense Edward Hooper, hizo esta película en la que elige diferentes obras de dicho pintor para contar una historia en la que una chica estadounidense contemporánea no consigue aceptar la realidad en la que se encuentra, viviendo en América entre los años 30 y 60.

 “Shirley vuelve a ser una reflexión sobre el arte dentro del arte” – Luis Villalba, Crítica de Shirley: Visiones de una realidad. El arte dentro del arte.

En realidad Edward Hooper hizo dichas 13 pinturas sin tener en mente que éstas contaran una misma historia, pero todas tienen una misma simbiosis, pues era famoso por sus retratos basados en la soledad de la vida en Estados Unidos, la cual es plasmada en la película en la que la joven siente que no pertenece a esa realidad. El artista utiliza diversos diseños geométricos y realiza la figura humana de forma suavizada y realista, simplificando las formas y detalles, además de intensificar el contraste.
Los cuadros que aparecen en la película son: Habitación de hotel (1931), Habitación en Nueva York (1932), Cine en Nueva York (1939) Oficina de noche (1943), Sol de la mañana (1952), Atardecer en los Bronstones (1956), Motel en el Oeste (1957), Excursión a la Filosofia (1959), Mujer al sol (1961), Intermedio (1963), El sol en una habitación vacía (1963) y Vagón de tren (1965).



Estas obras fueron una gran oportunidad para el director de mostrar su experiencia y talento en este proyecto de representación del arte en la gran pantalla, ya que siempre se había enfocado en estas líneas a lo largo de su carrera. Uno de los apartados que más destaca es el artístico por haber conseguido una estética totalmente cautivadora, y además se puede decir que Edward Hooper es realmente el director artístico de dicho film, pues muchas de sus escenas representan con exactitud sus cuadros, mostrando la minuciosidad del equipo a la hora de recrear éstas, creando interiores sencillos y geométricos, colores saturados y recreando con exactitud no solo la postura, sino el pelo, el tono, el maquillaje, los peinados, el vestuario, lo que hace casi parecer como si dichos cuadros cobraran vida. Un esfuerzo y trabajo titánico por parte del ambientador y el escenógrafo para conseguir dichos resultados con unos efectos tan excelentes y deslumbrantes, ofreciendo además una experiencia refrescante a nivel artístico gracias a que ofrece una visión básica del espacio y el tiempo sin las cosas prescindibles que plagan habitualmente el día a día.


Además la angulación y ausencia de movimientos de cámara consigue intensificar la sensación de que estamos en un cuadro animado. De hecho, la única escena donde hay un mínimo de movimiento, en este caso un travelling in, en la que aunque la cámara no se mueve de su sitio, sí que observa toda la actividad de la ciudad a lo largo de los 30 años en los que la historia tiene lugar.

Como comentamos anteriormente, el director quiso plasmar los sentimientos que el artista original conseguía transmitir en sus pinturas, y tomando éstos como referencia, muestra una inquietud que va constantemente in crescendo, convirtiéndose en una gran desencanto de la realidad en la que resulta que es de todo menos perfecta, mostrada desde un punto de vista en el que se reniega y rechaza dicha actualidad, a través de los ojos de la protagonista.

“Los temas sobre los que reflexiona ‘Shirley. Visiones de una realidad’ son la frontera entre realidad y ficción, para el cual la referencia a ‘La caverna’ de Platón, que aparece en una de las escenas, resulta muy apropiada. Como en el mito, los personajes de la película apenas ven sombras falsas de la realidad (la ficción) al estar encadenados adentro en la cueva (en la trama del filme). Aún más, en el filme parece mirar de frente al espejo de la realidad contemporánea al estar influida por los sucesos históricos, que conforman el marco de la película: la radio (con noticias sobre la II Guerra Mundial o el discurso de Martin Luther King), la literatura, el cine (‘El año pasado en Marienbad’, de Resnais) y la música (Big Mama Thornton). Por lo tanto, Deutsch utiliza el recurso literario de las cajas chinas, en donde se encuentran distintas capas de realidad.” – Luis Villalba, Crítica de Shirley: Visiones de una realidad. El arte dentro del arte.

“Es una simbiosis de la pintura y del cine muy educativa e interesante, pero sobre todo, amplía los horizontes de una percepción del séptimo arte ya establecida.” – Carolina Ginalska, Una realidad alternativa.

Definitivamente, Shirley: visiones de una realidad es una película que merece ser vista, en especial por los amantes de este sector.

BIBLIOGRAFÍA

viernes, 5 de diciembre de 2014

En este mundo hay muchas formas de interpretar las cosas, y dependiendo de nuestra forma de
verlas o nuestro conocimiento, las analizamos de una forma u otra para poder llegar hasta el
fondo de su significado.

De esta forma, diversas personas a través de los años, tales como Aby Warburg y continuado
fundamentalmente por Erwin Panofsky, llegaron a crear un método de análisis de las obras que
reacciona contra el formalismo, de tal forma que éste indaga dentro de las imágenes para al fin
alcanzar la interpretación de la obra. Este método parte de la iconología, ya que para analizar
una imagen, primero lo que hace es estudiar el objeto determinado, de donde procede y de
donde vienen sus inspiraciones e influencias para llegar a dicha interpretación y a su relación
con el resto de los elementos.

Para poder entender una obra, este método conocido como el método iconeológico, se divide
en 3 fases:

1. Análisis preiconográfico o percepción del contenido primario o natural: En esta primera
etapa, se analizan los datos y elementos de la obra que podemos percibir, aunque esto
puede depender en determinados casos de nuestro conocimiento sobre la cultura de la
fecha en la que se realizó dicha obra.

“La descripción preiconográfica, se mantiene dentro del mundo de los motivos, esta etapa es de
una relativa facilidad, cualquiera puede reconocer la forma y el comportamiento de los seres
humanos, animales, plantas...” – J. Enrique Peláez Malagón. HISTORIA Y MÉTODOS EN
LA HISTORIOGRAFÍA DEL ARTE OCCIDENTAL

2. Análisis iconográfico o percepción del contenido secundario o convencional: Se trata de
la identificación, clasificación y descripción de las imágenes de dicha obra.

“El análisis iconográfico que se ocupa de las imágenes y alegorías en vez de los motivos, necesita
un paso más que en el caso anterior. Presupone una familiaridad con temas o conceptos
específicos tal y como nos han sido trasmitidos por las fuentes literarias o por la tradición oral.”- J. Enrique Peláez Malagón. HISTORIA Y MÉTODOS EN LA HISTORIOGRAFÍA DEL ARTE OCCIDENTAL

3. Análisis iconológico percepción del contenido: Es la última etapa y el verdadero objetivo
de dicho análisis, que se trata en analizar los rasgos técnicos y la composición para
alcanzar el significado y contenido verdadero de la obra, lo que transmite.

“La interpretación de la significación intrínseca o contenido, que trata de lo que hemos llamado
valores simbólicos, requiere un paso más que el que se ha dado en los anteriores epígrafes, para
comprender estos principios se necesita una facultad mental similar a la del que hace un
diagnóstico, una facultad que Panofsky define como intuición sintética que ha de ser corregido y
controlado por una percatación de los procesos históricos cuya suma total puede llamarse
tradición.” - J. Enrique Peláez Malagón. HISTORIA Y MÉTODOS EN LA HISTORIOGRAFÍA DEL ARTE OCCIDENTAL

Como ejemplo de esto, a continuación vamos a usar dicho método analístico con una película
de producción española de una de las series con más éxito de origen español en los últimos
años: Águila Roja, la película, siendo el segundo mejor estreno del cine español de 2011.


En la primera parte de este análisis vamos a destacar los elementos básicos de esta obra que somos capaces de percibir a simple vista, por lo que en nuestro caso hablaremos del género que podemos percibir al que pertenece la película y los personajes que la componen.

En este aspecto, Águila Roja es una película de ambientación histórica y aventuras que trata sobre un héroe enmascarado que lucha por la villa, muy al estilo de otros héroes como El Zorro. Este personaje está acompañado a su vez por su familia y diferentes miembros de su villa, cada uno representando su respectivo papel dentro de la sociedad de la época.

Además la película tiene una estética con una suculenta fidelidad a la ambientación de la época, y como todo buen largometraje de este género, contiene sus dosis de acción con las escenas de peleas y los recursos dramáticos como el time bullet (denominación para la ralentización de movimientos para aumentar dramatismo o captar detalles que no se pueden ver fácilmente), sus partes de drama y tensión como la batalla final de los campesinos luchando contra los soldados invasores o cuando ocurre la muerte trágica de un inocente, y sus escenas de conspiración y misterio. Todo acompañado de una estética con luces cálidas cuando surge el héroe o que cambia según sus estados de ánimo, como la escasez de luz cuando es atormentado por la culpa o el dolor por la pérdida de su hijo.
En el siguiente apartado vamos a analizar las diferentes imágenes y elementos que en la primera fase hemos nombrado para saber qué significado o historias esconde o que podemos deducir de cada una de ellas.

La película trata sobre cómo Águila Roja se ve obligado a elegir entre su papel como héroe y su responsabilidad como padre después de que uno de sus actos casi matara a su hijo, justo en el momento en el que los reinos de Francia, Inglaterra y Portugal se alían y traman una conspiración para matar al rey Felipe IV y así invadir el territorio español. Como podremos ver en dicho film, cada personaje de la película representa a diferentes estandartes sociales, como por ejemplo en Sátur, el ayudante de Águila Roja, vemos a los campesinos, y en la marquesa de Santillana vemos a la nobleza. Otro de los elementos importantes que nos ayudan a localizarnos en la película son las vestimentas (los lujos de la nobleza y la pobreza y hambruna de la clase
popular, y la fiel representación de figuras históricas como Felipe IV en la foto de abajo), el decorado y el maquillaje de los personajes, consiguiendo un excelente resultado que consigue que nos sumerjamos de lleno en la España del siglo XVII, sabiendo que estamos durante la crisis de 1640 y durante la guerra contra Portugal.

“El nivel iconográfico supone identificar las diferentes manifestaciones figurativas que han tenido una larga continuidad a lo largo de la historia de la iconografía” - Santiago García Ochoa, Cine e Iconología: Análisis del film desde la Historia del Arte


Finalmente, en la última parte de este análisis, debemos redescubrir cómo situó dichos elementos para poder llegar a su significado o contenido original.

En Águila Roja, podemos ver claras referencias a antiguas historias y series, como El Zorro, pues su argumento resulta muy similar, pero sin duda una de las mayores influencias que se pueden ver en esta película y serie, fue una saga de videojuegos sacada pocos años antes que la serie y película del héroe con plumas, Assassin’s Creed de 2007, pues la puesta en escena, la trama de conspiraciones y la relación entre los personajes, los movimientos y habilidades de parkour, las peleas, el diseño del traje del personaje y el fiel tratamiento y representación de la época, junto a la identificación de ambos protagonistas con el águila no solo en sus movimientos, sino dejando la pluma tras de sí tras un combate o asesinato, dejan clara la gran influencia e impacto que ha tenido a la hora de realizar dicha película.

Además, a nivel narrativo, no solo ensalza también al héroe, sino que trata la tragedia y el surgir del héroe de dichos acontecimientos, las dudas y la elección de responsabilidades, las
conspiraciones y la corrupción entre los nobles y el sufrimiento del pueblo, pero sobre todo la transformación y evolución del protagonista, reemplazando su sed de venganza por la justicia.


Como hemos podido ver gracias a este análisis, todos los elementos de una obra son vitales y no son creados al azar, pues sirven para situarnos y para transmitir lo que el autor quiere que sintamos. Además también vemos cómo nuestras obras influencian a otras y así mismo las del resto nos afectan a nosotros.

Al fin y al cabo, el arte sirve para transmitir sentimientos y como un método de comunicación, y por ende, unos nos influenciamos de los mensajes y emociones de otros.

BIBLIOGRAFÍA
- http://miguelangelvelasquez.files.wordpress.com/2012/07/actividad-2-1.pdf
- http://preparacion-docentes-gh.blogspot.com.es/2012/03/aplicacion-del-metodo-iconografico-de.html
- http://hermeneuticacui2012.files.wordpress.com/2012/03/analisis-iconografico-iconologico.pdf
- http://www.kirjasto.sci.fi/panof.htm

viernes, 14 de noviembre de 2014

El espacio cambiante

Todo lo que nos rodea está en un cambio constante. Desde la luz, el viento, el cielo, el entorno, hasta la más pequeña gota de agua lo cambia todo. El espacio cambia con el paso del tiempo, y eso es un hecho, pues nuestra propia ciudad natal no es la misma ahora que hace 100 años. De hecho es gracias a esos cambios que nos damos cuenta de la percepción del propio tiempo.

“Percibir el espacio supone todo un proceso de abstracción. Así surge la geometría, a partir de una visión abstracta de la naturaleza y sus formas.” – José Jiménez, Pensar el espacio

El ejemplo que voy a poner hoy de lo que estoy diciendo, va a ser la residencia de estudiantes en la que estoy viviendo desde hace casi 4 años, La Florida, un edificio de la avenida Orihuela de Alicante, famosa por antaño ser la cárcel donde fusilaron a Primo de Rivera en 1936 hace casi 80 años. Sabemos que ese tiempo ha pasado gracias a que el espacio que nos rodea y con el que interactuamos ha cambiado, y la lúgubre guarida de los convictos ha dado paso a juerguistas y adolescentes alocados de erasmus. Las antiguas celdas de reclusos ahora cantan con la música resonando en los pasillos, y la luz del sol entra durante el día, bañando de color dorado los pasillos que antes no tenían más que el hedor de la locura y el dolor de sus prisioneros.

Sin embargo, tengo amigas que confirman que, al caer la noche, una vez la residencia es arropada por el manto de la oscuridad, la visión de la residencia es totalmente distinta, y que incluso pueden llegar a sentir presencias extrañas y la angustia que en su día llenó el lugar, como si los espectros y las sombras del pasado nos intentaran expresar sus sentimientos y contarnos su historia. De esta forma, al caer la noche, la residencia pasa de dar esa sensación cálida y fresca que transmite la ciudad de Alicante a lo largo del año, a parecer un hotel abandonado y tétrico endemoniado consumido por el odio de los espectros que lo pueblan, como si estuviéramos viviendo el cuento de Jack en El Resplandor de Kubrick.

Esto demuestra que la perspectiva, nuestra forma de ver las cosas, y en consecuencia, el espacio, cambia con la luz, porque la luz, además de aumentar y caracterizar el espacio mientras la oscuridad lo limita, también cambia las sensaciones que el espacio nos transmite.

“El hombre analiza lo externo a través del procesamiento y abstracción de la información perceptual, siendo el fenómeno de la visión el punto de partida de una serie de complejas operaciones que determinarán posteriormente la cualidad de sus representaciones. La percepción se confirma como un fenómeno selectivo y activo en la medida de su capacidad de establecer asociaciones organizadas respecto de las discontinuidades que aparecen en el campo visual” – Iván Araujo Espejel, La percepción. El dibujo y la visión.

Para ello voy a poner un ejemplo de la zona que sin duda es la que más llama la atención del lugar: el enorme hall, donde tuve el placer de poder rodar mi primer corto.





Como podemos observar en la primera foto, estamos en la entrada del hall, donde podemos ver cómo la estructura está hecha de tal forma que la entrada, estrecha, nos dirige hasta el final de la sala, la cual se abre de forma amplia en forma circular, como si nos diese la bienvenida, dirigiendo nuestra mirada y atención al centro, tentándonos a recorrer con la mirada nuestro alrededor, mientras la luz de fuera entra por la zona frontal y trasera del edificio. En cambio esa misma imagen cambia de noche, puesto que la cristalera por donde antes entraba la luz, ahora está totalmente oscura, como una ola negra que fuese a devorar la sala.


Sin embargo, el cambiar de lugar y al oscurecer, no solo limita el espacio debido a que la falta de luz nos impide ver, sino que hace que otros detalles que antes no éramos capaces de percibir o que sencillamente no les dábamos importancia, ahora son determinantes. Si nos fijamos, los balcones que rodean el hall, con la oscuridad acentúan la sensación de que nos están observando, como si todo el edificio nos estuviera vigilando con nosotros en el centro al igual que en su día muchos guardias y prisioneros daban de esta forma la bienvenida al nuevo convicto, que además, al estar en una posición contrapicada, nos causa una sensación de impotencia y debilidad estando en el medio de la sala, da una sensación de poder al lugar.


viernes, 31 de octubre de 2014

En este mundo, podemos ver, oír y aprender todo tipo de cosas, más de las que llegaríamos a recordar nunca. Pero para que de verdad creamos en éstas, tiene que haber una mínima lógica, una mínima coherencia, algo que nos resulte creíble.

En las películas, en los géneros de ciencia ficción, por ejemplo, para sumergirnos en la historia y que nos resulte mínimamente coherente, el autor nos tiene que trasladar a su interior, y para ello debe de situarnos en un tiempo y lugar determinado. Tanto para la realidad como para la ficción, hay una serie de elementos, objetos u hechos que, dependiendo de en qué lugar y en qué momento los situemos, éstos adquieran un significado u otro totalmente diferente. La relación espacial y temporal existente en ese elemento lo conocemos como cronotopo.

Bajtín en “Las formas del tiempo y del cronotopo en la novela”, define al cronotopo como la conexión esencial de las relaciones temporales y espaciales asimiladas artísticamente en la literatura. En el cronotopo tiene lugar la unión de los elementos espaciales y temporales en un todo inteligible y concreto, lo que supone visualizar las relaciones sociales y culturales en términos de espacio y tiempo. Es una matriz en la que las prácticas cotidianas adquieren su sentido, y se conforma a partir del uso de aquellos que se encuentran en esa posición espacial y temporal concreta.

Es muy frecuente en el cine que encontremos diferentes ejemplos de éstos: una espada láser por ejemplo, solo tiene sentido en un espacio y tiempo determinado, en su caso en un tiempo localizado en el universo de la Guerra de Las Galaxias. Si sacáramos este elemento de su correspondiente tiempo y lo colocáramos en la Edad Media por ejemplo, en su caso, perdería su significado, ya que carecería de sentido.

Está claro que George Lucas, aparte de usar su imaginación, al menos tuvo un mínimo de cordura para situar su historia, y gracias a su perfecta ambientación, nos vimos inmersos en aventuras y guerras espaciales a lo largo de miles de planetas, conociendo personajes e historias que a día de hoy siguen creciendo sin descanso en una saga que parece no tener fin.


“El cronotopo (literalmente, tiempo espacio) es la conexión intrínseca de las relaciones temporales y espaciales que se expresa artísticamente en una novela. Este término, introducido como parte de la Teoría de la Relatividad de Einstein, se ha incorporado a la literatura y al análisis de textos. Expresa la inseparabilidad del tiempo y del espacio (el tiempo como cuarta dimensión del espacio) y constituye la columna vertebral de cualquier narración. El cronotopo es el lugar en que los nudos de la narración se atan y se desatan.” - Traducción de Mijail Bajtin, “Forms of Time and of the Chronotope in the Novel. Notes towards a Historical Poetics”, en “The Dialogical Imagination. Four Essays by M. M. Bakhtin,” University of Texas Press, pp. 84-258 (1981). Traducción de Federico Navarrete Linares, “Diálogo con M. Bajtin sobre el cronotopo.”


Un buen ejemplo de lo explicado anteriormente es esta película 10.000, en la que se mezcla de una forma totalmente absurda diferentes cronotopos en tiempos en los que carecen de sentido. En el argumento de dicho largometraje, nos sumergen en la época en la que los mamuts y los tigres dientes de sable aún caminaban por la tierra. En este caso, el cronotopo serían estos animales, ya que los mamuts existieron en un lugar y tiempo concreto: en la edad de hielo hace 11.000 años. Pues bien, la historia gira entorno a un joven de la tribu que junto a sus compañeros va en busca de su amada secuestrada. Pero, ¿cuál es nuestra sorpresa cuando consigue su objetivo? Que los secuestradores no son otros que egipcios que están capturando y usando a los mamuts y a los cavernícolas para construir pirámides. Y aquí es cuando decides pulsar el botón para apagar la tele o cambiar de canal. ¿Cómo es posible esto?


Las pirámides, al igual que los mamuts, son también un cronotopo, pues solo tienen sentido en un lugar y tiempo en concreto. Pero los mamuts existieron hace 4.8 millones de años hasta hace unos 3.700 años en la última glaciación, mientras que las primeras pirámides están en Egipto y se empezaron a construir en la tercera dinastía (2.700 a.C.) Y si a eso sumamos que junto a éstos se le unen al casting  los dientes de sable y aves prehistóricas, lo único que faltaría para rematar la película es que apareciera Han Solo montado en una de las bestias para terminar el cóctel destartalado que tenemos por película. Es lo que pasa cuando se quiere conseguir el espectáculo fácil sin esforzarse en hacer una historia con mínima coherencia. Eso o que Roland Emmerich se pasó con la pipa el día anterior a escribir el guión.

La razón por la que la película carece de total sentido y es un completo disparate es porque coge cronotopos de diferentes tiempos y los mete en un mismo lugar y tiempo, haciendo que todos pierdan el significado. Los mamuts y Dientes de Sable, aparte de existir 5 millones de años antes, jamás pisaron África, y las aves prehistóricas que aparecen ya se habían extinguido por aquel entonces 30 millones de años antes. Sin contar que las pirámides, aparte de que no se empezaron a construir de semejante tamaño hasta un milenio más tarde como mínimo, la civilización egipcia no comenzó hasta 4000 años más tarde de la época en la que dicha historia tiene lugar. Y ya para rematar la perdiz, se entregan como comida maíz, un alimento de origen americano que fue desconocido hasta el siglo XVI en en toda Europa, pues el maíz se aparece por primera vez en la historia en 1492 cuando se descubre América.

Todo esto demuestra que un cronotopo solo tiene sentido tanto para aquellos a los que vaya dirigido, pero además, tiene que estar en la situación adecuada, porque si se le saca del tiempo correcto en el que debiera estar situado, pierde totalmente su sentido. Solo funciona en su tiempo concreto, y su ritmo depende de la relación que hay entre los diferentes elementos.

Está claro que a nuestro Roland se le olvidó hacer los deberes de historia en 2008.

BIBLIOGRAFÍA:

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viernes, 17 de octubre de 2014

Los mitos

A estas alturas de nuestra existencia, nos damos cuenta de que, a pesar de todas las diferencias que muestra el ser humano entre los de su propia especie, desde el lenguaje, la opinión, la raza, la ropa, las religiones, y muchos más factores y razones que, si no existen, se inventarán, sigue compartiendo con sus hermanos muchas de estas cosas. Al fin y al cabo, a pesar de todas las variaciones que la humanidad muestra, hay hechos esenciales que se comparten, como es el nacimiento, la vida, y la muerte, por ejemplo. Y uno de ellos son los mitos que nosotros mismos creamos, las enseñanzas que transmitimos a lo largo de los años.

“Las leyendas son lecciones: transmiten verdades” – Brenda Chapman, guionista de Brave (Indomable) de Disney Pixar.

Una de las capacidades que sin duda compartimos, es la de crear diferentes mitos e historias, las cuales son ni más ni menos que una forma que buscamos de poder explicar aquello que aparentemente no tiene ni explicación ni sentido para nosotros. Por ejemplo, antes de que la ciencia nos pudiese iluminar donde antes había oscuridad, la humanidad intentó darle forma, significado a esos sucesos que no podía demostrar, como las tormentas, las cuales ellos decían ser fruto de la ira de los dioses. Todas estas creencias, estas leyendas y mitos que usamos en su día para intentar aclarar aquello que estaba borroso, lo creamos nosotros a través de la palabra, pues según el propio Barthes en El Mito Hoy, “El mito es un habla”. Por tanto, podemos confirmar que el mito, no es sino una forma de comunicación, un mensaje y significado que le damos a algo que aún no lo tiene.

Las leyendas y las diferentes historias como los cuentos que nos hemos ido contando de padres a hijos no son sino un ejemplo de lo que es un mito.

Hoy en día creemos que la princesa de La Bella Durmiente era una dulce joven encantada por una maldición y salvada por el beso de un príncipe, cuando en el cuento original el hechizo de la princesa no era sino un estado de coma y el amor del príncipe una violación, y la malvada hechicera del cuento ha pasado a ser “la emperatriz del mal”, como se definía a ella misma en el clásico Disney de 1959, a otra víctima de la maldad del hombre. ¿Acaso no son estos casos de adolescentes violadas y drogadas, hechos reales que ocurren todos los días? Pues estos cuentos son mitos en sí creados por nosotros, porque disfrazamos dulcemente estas historias que nos han pasado o que han tenido lugar en el pasado con la magia e imaginación de la inocente infancia para suavizarla e intentar transmitir enseñanzas y esperanza para el futuro.

En esta imagen podemos ver la evolución del cuento de la Bella Durmiente, desde su versión original en la imagen de arriba, recopilada por los hermanos Grim en la que la princesa en coma es violada por un joven noble, pasando por la versión animada y clásica de Disney en 1959 donde la princesa es maldecida con un sueño profundo por una malvada hechicera y rescatada por el apuesto príncipe de turno, hasta la última versión del cuento, Maléfica de 2014, en la que vivimos la tragedia de la villana. Gracias a esto podemos apreciar cómo el mensaje, el mito cambia a lo largo de los años y se transforma. Y en todas las versiones, podemos ver como de una forma u otra, se transforma, camufla o se adorna una historia de una violación que en un  momento pasado tuvo lugar. Según el propio Barthes, el lenguaje está formado por un significante, o sea, la forma, que en este caso es la magia y los elementos con los que con el paso del tiempo adornamos el cuento; por un significado, que es el contenido de la historia que trata sobre cómo un joven de la realeza abusa de una chica mientras duerme. Y por último está el signo, que es el enfoque, el modo en el que cada uno de nosotros ve el cuento, pues aunque yo la vea como una violación ahora que soy adulta, de pequeña para mí no era sino una historia de amor y lucha contra el mal.

¿Y cómo es posible que una sola historia cambie tanto con el paso del tiempo hasta ser casi irreconocible? Porque a través de los siglos, éstas han ido de boca en boca y entre los diferentes puntos de vista e interpretaciones de cada persona, la historia se ha ido transformando, demostrando como dice Barthes, no solo que el mito es el habla, sino que éste es una forma de comunicación histórica y colectiva, pues la transformación de una historia es el fruto de colaboración que las personas han ido haciendo a lo largo del tiempo y al mismo tiempo es fruto de los sucesos históricos que la humanidad ha vivido, puesto que las violaciones y las traiciones conyugales siempre han sido comunes en la historia humana.

Los mitos existen, y son reales, porque somos nosotros mismos los creadores de dichas historias y enseñanzas para que nunca olvidemos los errores del pasado.

“Lejana o no, la mitología solo puede tener fundamento histórico, pues el mito es un habla elegida por la historia, no surge de la “naturaleza” de las cosas.” – Barthes, “El Mito Hoy”, Mitologías.


BIBLIOGRAFÍA


Barthes y su análisis teórico del mito”, Isabel Macías Hernández http://conceptualdelacultura.blogspot.com.es/2008/12/roland-barthes-y-su-analisis-teorico.html

viernes, 10 de octubre de 2014

Moda, ¿obligación o elección?

Hoy en día ir a la moda parece más bien una imposición social que un modo de expresar nuestra forma de ser a través de nuestro estilo o elección de prendas. Realmente en este tema, aunque tenía que poner solo dos casos, voy a atreverme a añadir un tercero y puede que incluso un cuarto.
En primer lugar tenemos a una fashion-victim (“víctima de la moda”), quien considera esencial e imprescindible ir a la última y renovar su fondo de armario cada nueva temporada. El tener siquiera una sola prenda pasada de moda es una pesadilla, una vergüenza, por no decir una herida en su orgullo. Y en cuanto ve a una it-girl con una nueva prenda, no tarda un segundo en ir a comprarla por miedo a quedarse atrás en la nueva tendencia. Tal es ese miedo, que antes de que nadie la vea con su ropa “antiquísima” dos veces durante la misma semana, prefiera encerrarse en casa cual Bestia en su propio castillo. Para poder realizar todo esto, controla su dieta al milímetro, pues no abre la boca ni para respirar, salvo si es para vomitar por miedo a ganar un kilo de más por haberse comido un trozo de pan, y va como mínimo 3 veces a la semana a su gimnasio con la misión de meterse en su cintura ropa no mayor de la talla XS, la cual en tamaño es más propia de una niña de 10 años que de la de una joven adolescente.

Por otra parte tenemos a otra chica que es todo lo opuesto a la primera: no se preocupa en absoluto de la ropa, puesto que para ella no es más que un elemento necesario para salir a la calle, por lo que con un par de camisetas, vaqueros y ropa interior ya tiene suficiente para ir tirando. Y mientras la anterior era la Bestia, esta es Bella, pues considera que la belleza radica en el interior, siendo el corazón y el carácter de la persona más importante que un par de trapos, lo que la convierte en una “rarita” y “anticuada” en estos tiempos que corren. Tiene problemas para encontrar ropa más allá de la talla 38, salvo que no le importe vestirse igual que su abuela.
Y por último, podemos poner a una tercera persona, la cual, a diferencia de las anteriores, pasada la adolescencia y alcanzada la madurez, consigue la suficiente autoestima para quererse a sí misma sin dejar de lado la importancia de ir bien vestida. Esta mujer considera que es la moda la que  debe adaptarse a ella, y no ella a la moda como casi todas las chicas de nuestra edad. Pues aunque la ropa sea “lo más de lo más”, te puede sentar como un tiro, por lo que ella, a través de la experiencia y el paso de los años, rompe las cadenas y marcas que la esclavizan y crea su propio estilo, siendo su ropa la que lleva su sello y no al revés.
Y claro, este tema quedaría incompleto si no nombramos los casos de las modelos: altura superior al metro ochenta, huesudas, andróginas, perchas andantes a las que todo les queda bien, pues son usadas como lo que son, meras perchas para sujetar la ropa con la poca fuerza y rigidez que les queda en el cuerpo, el cual es víctima de la bulimia y anorexia.

Por tanto, aquí viene la pregunta tras enfrentar a todos los bandos: ¿de verdad es tan importante llevar nuestra ropa a la última, o es sencillamente un intento desesperado de formar parte de un determinado círculo y convertirnos en gregarios para no quedarnos aislados o incluso ser rechazados? Cierto que la primera impresión cuenta, pero jamás debemos olvidar quiénes somos y debemos apreciar otros valores de mayor importancia, pues si perdemos lo que nos hace únicos, acabaremos siendo marionetas al manejo de las marcas y los prejuicios.

Debemos cuidar el exterior, sí, pero recordar siempre que lo importante de verdad, está dentro de uno mismo.

sábado, 4 de octubre de 2014

El Poder de las palabras

Es asombroso como pequeños detalles o rituales cotidianos pueden marcar tanto la diferencia. Gestos, frases, expresiones, sonidos que emanan de nuestra garganta y nuestros labios recitan, sean tan dulces como un beso, fuertes y duras como un puñetazo, o tan frías cual nieve y afiladas como un cuchillo.

Al fin y al cabo, ¿cuántas personas no han usado la lengua no solo para expresarse, sino para manipular? ¿Cuántas veces no se han usado para engañar y mentir? Innumerables conflictos causados por meras palabras, y más importante, las vidas que pagaron el precio.

Pero no son éstas en si las que causan el bien o el mal. No, son los significados. Los significados y sentidos que atribuimos a ellas. Mi profesor nos puso el mejor ejemplo como los insultos, que en si no son más que oraciones o palabras sueltas que, en sí, no tendrían que significar nada. Pero somos nosotros, la sociedad, nuestra cultura la que lo considera algo ofensivo.

Miles de ejemplos más que podrían ser, como por ejemplo en la Alemania nacista, considerarte judío, o en la época no tan lejana en la que se  llamaba a algunos “boys”, “kaffir”, o como lo traduciríamos a nuestro idioma, negro. ¿Y por qué estos términos resultaban tan ofensivos? ¿Por qué iba a ofenderle a una persona por describirla por las características que los diferencian y por cómo ha llegado al mundo? Pues porque otra gente usaba esa palabra, negro, como sinónimo de esclavo, para despreciar a los de diferente color de piel y así considerarse superiores por tan solo ser los “pálidos ricos”.

Con esto se demuestra que el lenguaje es una herramienta, y no porque en si sea malo, al contrario, puede ser usado para muchas cosas hermosas tales como la literatura y para entendernos.

No, el peligro no está en las palabras, sino en las personas que la utilizan. Pues somos nosotros los que convertimos el poder de la palabra en un arma con la que herir.


Somos los artífices de nuestra propia maldición.