A
lo largo de los años, diferentes artistas han intentado plasmar y adaptar sus
obras en diferentes medios audiovisuales. Uno de los más comunes suelen ser las
adaptaciones de videojuegos, libros, y lo que vamos a tratar hoy, pinturas como
largometrajes.
En
este caso tratamos la película Shirley:
Visiones de una realidad, una película de 2013 del director Gustav Deutch
quien, inspirado por las diferentes obras del artista estadounidense Edward
Hooper, hizo esta película en la que elige diferentes obras de dicho pintor
para contar una historia en la que una chica estadounidense contemporánea no
consigue aceptar la realidad en la que se encuentra, viviendo en América entre
los años 30 y 60.
“Shirley vuelve a ser una reflexión sobre el arte dentro del arte” – Luis Villalba, Crítica
de Shirley: Visiones de una realidad. El arte dentro del arte.
En
realidad Edward Hooper hizo dichas 13 pinturas sin tener en mente que éstas
contaran una misma historia, pero todas tienen una misma simbiosis, pues era
famoso por sus retratos basados en la soledad de la vida en Estados Unidos, la
cual es plasmada en la película en la que la joven siente que no pertenece a
esa realidad. El artista utiliza diversos diseños geométricos y realiza la
figura humana de forma suavizada y realista, simplificando las formas y
detalles, además de intensificar el contraste.
Los cuadros que aparecen en la
película son: Habitación de hotel (1931), Habitación en Nueva York (1932), Cine en
Nueva York (1939) Oficina de noche (1943), Sol de la mañana (1952), Atardecer
en los Bronstones (1956), Motel en el Oeste (1957), Excursión a la Filosofia
(1959), Mujer al sol (1961), Intermedio (1963), El sol en una habitación vacía
(1963) y Vagón de tren (1965).
Estas
obras fueron una gran oportunidad para el director de mostrar su experiencia y
talento en este proyecto de representación del arte en la gran pantalla, ya que
siempre se había enfocado en estas líneas a lo largo de su carrera. Uno de los
apartados que más destaca es el artístico por haber conseguido una estética
totalmente cautivadora, y además se puede decir que Edward Hooper es realmente
el director artístico de dicho film, pues muchas de sus escenas representan con
exactitud sus cuadros, mostrando la minuciosidad del equipo a la hora de
recrear éstas, creando interiores sencillos y geométricos, colores saturados y
recreando con exactitud no solo la postura, sino el pelo, el tono, el
maquillaje, los peinados, el vestuario, lo que hace casi parecer como si dichos
cuadros cobraran vida. Un esfuerzo y trabajo titánico por parte del ambientador
y el escenógrafo para conseguir dichos resultados con unos efectos tan
excelentes y deslumbrantes, ofreciendo además una experiencia refrescante a
nivel artístico gracias a que ofrece una visión básica del espacio y el tiempo
sin las cosas prescindibles que plagan habitualmente el día a día.
Además
la angulación y ausencia de movimientos de cámara consigue intensificar la
sensación de que estamos en un cuadro animado. De hecho, la única escena donde
hay un mínimo de movimiento, en este caso un travelling in, en la que aunque la cámara no se mueve de su sitio,
sí que observa toda la actividad de la ciudad a lo largo de los 30 años en los
que la historia tiene lugar.
Como
comentamos anteriormente, el director quiso plasmar los sentimientos que el
artista original conseguía transmitir en sus pinturas, y tomando éstos como
referencia, muestra una inquietud que va constantemente in crescendo, convirtiéndose en una gran desencanto de la realidad
en la que resulta que es de todo menos perfecta, mostrada desde un punto de
vista en el que se reniega y rechaza dicha actualidad, a través de los ojos de
la protagonista.
“Los temas sobre los que reflexiona ‘Shirley. Visiones de una realidad’ son la frontera entre realidad y
ficción, para el cual la referencia a ‘La caverna’ de Platón, que aparece en
una de las escenas, resulta muy apropiada. Como en el mito, los personajes de
la película apenas ven sombras falsas de la realidad (la ficción) al estar
encadenados adentro en la cueva (en la trama del filme). Aún más, en el filme
parece mirar de frente al espejo de la realidad contemporánea al estar influida
por los sucesos históricos, que conforman el marco de la película: la radio (con
noticias sobre la II Guerra Mundial o el discurso de Martin Luther King), la
literatura, el cine (‘El año pasado en Marienbad’, de Resnais) y la música (Big
Mama Thornton). Por lo tanto, Deutsch utiliza el recurso literario de las cajas
chinas, en donde se encuentran distintas capas de realidad.” – Luis Villalba, Crítica
de Shirley: Visiones de una realidad. El arte dentro del arte.
“Es una simbiosis de la pintura y del cine muy educativa e
interesante, pero sobre todo, amplía los horizontes de una percepción del
séptimo arte ya establecida.” – Carolina Ginalska, Una realidad alternativa.
Definitivamente,
Shirley: visiones de una realidad es
una película que merece ser vista, en especial por los amantes de este sector.
BIBLIOGRAFÍA