miércoles, 17 de diciembre de 2014

El salto del pincel a la cámara

A lo largo de los años, diferentes artistas han intentado plasmar y adaptar sus obras en diferentes medios audiovisuales. Uno de los más comunes suelen ser las adaptaciones de videojuegos, libros, y lo que vamos a tratar hoy, pinturas como largometrajes.

En este caso tratamos la película Shirley: Visiones de una realidad, una película de 2013 del director Gustav Deutch quien, inspirado por las diferentes obras del artista estadounidense Edward Hooper, hizo esta película en la que elige diferentes obras de dicho pintor para contar una historia en la que una chica estadounidense contemporánea no consigue aceptar la realidad en la que se encuentra, viviendo en América entre los años 30 y 60.

 “Shirley vuelve a ser una reflexión sobre el arte dentro del arte” – Luis Villalba, Crítica de Shirley: Visiones de una realidad. El arte dentro del arte.

En realidad Edward Hooper hizo dichas 13 pinturas sin tener en mente que éstas contaran una misma historia, pero todas tienen una misma simbiosis, pues era famoso por sus retratos basados en la soledad de la vida en Estados Unidos, la cual es plasmada en la película en la que la joven siente que no pertenece a esa realidad. El artista utiliza diversos diseños geométricos y realiza la figura humana de forma suavizada y realista, simplificando las formas y detalles, además de intensificar el contraste.
Los cuadros que aparecen en la película son: Habitación de hotel (1931), Habitación en Nueva York (1932), Cine en Nueva York (1939) Oficina de noche (1943), Sol de la mañana (1952), Atardecer en los Bronstones (1956), Motel en el Oeste (1957), Excursión a la Filosofia (1959), Mujer al sol (1961), Intermedio (1963), El sol en una habitación vacía (1963) y Vagón de tren (1965).



Estas obras fueron una gran oportunidad para el director de mostrar su experiencia y talento en este proyecto de representación del arte en la gran pantalla, ya que siempre se había enfocado en estas líneas a lo largo de su carrera. Uno de los apartados que más destaca es el artístico por haber conseguido una estética totalmente cautivadora, y además se puede decir que Edward Hooper es realmente el director artístico de dicho film, pues muchas de sus escenas representan con exactitud sus cuadros, mostrando la minuciosidad del equipo a la hora de recrear éstas, creando interiores sencillos y geométricos, colores saturados y recreando con exactitud no solo la postura, sino el pelo, el tono, el maquillaje, los peinados, el vestuario, lo que hace casi parecer como si dichos cuadros cobraran vida. Un esfuerzo y trabajo titánico por parte del ambientador y el escenógrafo para conseguir dichos resultados con unos efectos tan excelentes y deslumbrantes, ofreciendo además una experiencia refrescante a nivel artístico gracias a que ofrece una visión básica del espacio y el tiempo sin las cosas prescindibles que plagan habitualmente el día a día.


Además la angulación y ausencia de movimientos de cámara consigue intensificar la sensación de que estamos en un cuadro animado. De hecho, la única escena donde hay un mínimo de movimiento, en este caso un travelling in, en la que aunque la cámara no se mueve de su sitio, sí que observa toda la actividad de la ciudad a lo largo de los 30 años en los que la historia tiene lugar.

Como comentamos anteriormente, el director quiso plasmar los sentimientos que el artista original conseguía transmitir en sus pinturas, y tomando éstos como referencia, muestra una inquietud que va constantemente in crescendo, convirtiéndose en una gran desencanto de la realidad en la que resulta que es de todo menos perfecta, mostrada desde un punto de vista en el que se reniega y rechaza dicha actualidad, a través de los ojos de la protagonista.

“Los temas sobre los que reflexiona ‘Shirley. Visiones de una realidad’ son la frontera entre realidad y ficción, para el cual la referencia a ‘La caverna’ de Platón, que aparece en una de las escenas, resulta muy apropiada. Como en el mito, los personajes de la película apenas ven sombras falsas de la realidad (la ficción) al estar encadenados adentro en la cueva (en la trama del filme). Aún más, en el filme parece mirar de frente al espejo de la realidad contemporánea al estar influida por los sucesos históricos, que conforman el marco de la película: la radio (con noticias sobre la II Guerra Mundial o el discurso de Martin Luther King), la literatura, el cine (‘El año pasado en Marienbad’, de Resnais) y la música (Big Mama Thornton). Por lo tanto, Deutsch utiliza el recurso literario de las cajas chinas, en donde se encuentran distintas capas de realidad.” – Luis Villalba, Crítica de Shirley: Visiones de una realidad. El arte dentro del arte.

“Es una simbiosis de la pintura y del cine muy educativa e interesante, pero sobre todo, amplía los horizontes de una percepción del séptimo arte ya establecida.” – Carolina Ginalska, Una realidad alternativa.

Definitivamente, Shirley: visiones de una realidad es una película que merece ser vista, en especial por los amantes de este sector.

BIBLIOGRAFÍA

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